Pide madre apoyo para su hijo que padece cáncer; tiene un tumor en el cerebro
Salud Ochoa |
28 de Julio del 2013 | 07:20 hrs
Chihuahua, Chih.- Arturo Eduardo Macías Ceballos es un joven de 20 años que estudia en el Tecnológico de Chihuahua. Le gusta jugar futbol y sueña convertirse en ingeniero industrial como su padre. Sin embargo, sus aficiones, gustos, pasatiempos y hasta las ilusiones, han sido truncados por una enfermedad que hoy en día lo mantiene recluido en un cubículo de hospital. Padece cáncer en el cerebro y para enfrentarlo, “necesitamos ayuda”, dice María, su madre.
La historia del padecimiento de Arturo se remonta a enero del 2012 cuando le detectaron un tumor maligno en el cerebro, mismo que le ocasionó hidrocefalia; en febrero de ese mismo año fue intervenido quirúrgicamente, pero no se logró extirpar el tumor en su totalidad. Recibió varias sesiones de radiación y “se suponía que con eso estaría bien”.
Luego de la última sesión, en agosto del 2012, Arturo regresó a la escuela mientras se mantenía monitoreado médicamente a través de estudios. Todo iba bien, parecía que la pesadilla estaba pasando. Pero las malas noticias regresaron en diciembre del 2012, el médico informó a la familia que “le había salido un quiste justo a un lado de donde le habían quitado el tumor”, dice María, que se mantiene fuerte a pesar de todo.
En febrero del 2013, un examen practicado en un nosocomio de Monterrey indicó que “las cosas estaban bien y que lo que había quedado del tumor estaba encapsulado”, pero ya para mayo, la situación era distinta.
“El quiste había crecido y él empezó a batallar para caminar, le fallaba la fuerza en la mano y pierna izquierdas y perdía el equilibrio”; a pesar de eso, Arturo, apoyado por sus padres y hermanos, no dejó nunca de asistir a la escuela y logró concluir el cuarto semestre de la carrera.
La visita al neurólogo fue devastadora porque les informó que el quiste estaba muy grande y presionaba el tallo cerebral; había que operarlo de nuevo. El 21 de junio entró al quirófano y salió triunfante, “hablaba y comía, estaba bien”, pero el destino le tenía preparada una nueva prueba: la válvula que inicialmente se colocó para tratar la hidrocefalia estaba obstruida y el 26 de junio fue necesario operarlo de urgencia. La intervención fue exitosa pero al día siguiente, recayó porque la válvula se obstruyó de nuevo y además, había un sangrado interno que debían drenar al exterior, que finalmente duró dos semanas.
“Se desarrolló una infección adentro del ventrículo y cuando estaba a punto de terminar, la noche del 10 de julio se puso muy grave”, dice su madre que recuerda todo a detalle y asegura que “no respondía para nada y dijeron que tenía inflamado por completo el lado derecho de su cerebro”.
“Esa noche lo entubaron, lo sedaron y así duró 9 días luego de los cuales esperaban que ya pudiera respirar por sí solo”. No fue así. Cuando le retiraron el ventilador fue necesario practicarle una traqueostomía que a la fecha aún tiene ya que sigue sin tener autonomía respiratoria.
“Él está consciente, pero adormilado; tiene muchos medicamentos porque quieren evitar que vuelva la infección”.
Esos medicamentos, dice María, son antibióticos muy caros que llegan a costar hasta 5 mil pesos y sólo le duran 3 días. Hasta hace poco, Arturo era atendido a través del seguro de gastos médicos mayores de su padre, sin embargo, se terminó la cobertura y ahora, dice, la familia debe solventar todos los gastos de hospital, médicos y medicinas.
Por si fuera poco, la familia debe comprar la válvula que se colocará a Arturo de manera definitiva para tratar la hidrocefalia.
“Esa cuesta más de 10 mil pesos y de ella depende que él esté bien”, señala ésta madre que se pregunta “¿Por qué le tenía que pasar a él si ha sido una buena persona?”.
María, acompañada de sus otros dos hijos, Daniela de 9 años y Jorge de 18, permanece sentada en una banca de la sala de espera del Hospital Central donde a pesar del gris panorama, la esperanza permanece.
“Pedimos a la gente que nos ayuden a salir adelante, él quiere cumplir sus sueños y cualquier apoyo no sirve”.
Si usted quiere apoyar se puede comunicar con la señora María Ceballos al celular 614-192-33-30