jueves, 13 de julio de 2017

CANCER, GRAN NEGOCIO


Resultado de imagen para laboratorios dinero

Lamentablemente el cancer siento que por las autoridades sanitarias, al igual que organismos e incluso muchas personas, solo es visto como un gran negocio, altamente redituable.

La enfermedad al ir creciendo exponencialmente abrió un nicho de mercado para farmaceuticas, laboratorios, hospitales, etc que solo ven una gran veta por explotar, no el dolor que esto conlleva.

Hoy en el sitio Ecoportal.net se publico este revelador reportaje.

Especulación con el cáncer: ¿600.000 euros en fármacos para vivir un mes más?


Un buen reportaje del diario Cinco Días muestra cómo los laboratorios farmacéuticos han encontrado un gran filón económico en sus medicamentos para el cáncer. Mejor escrito, en la especulación con el precio de dichos fármacos. Más grave si cabe, es que por lo general, son muy poco efectivos pues apenas alargan o mejoran la vida de las personas enfermas (y ofrecen considerables reacciones adversas).
Especulación con el cáncer: ¿600.000 euros en fármacos para vivir un mes más?
Alfonso Simón, el autor del reportaje, nos cuenta que un estudio de la consultora QuintilesIMS señala que precisamente la oncología (junto con las enfermedades autoinmunes y la diabetes) serán los principales motores de crecimiento para la industria farmacéutica en el mundo. El área de oncología crecerá a un ritmo de gasto sanitario entre el 9% y el 12% anual hasta 2021, hasta alcanzar entre 120.000 y 135.000 millones en todo el mundo.
Simón ofrece datos interesantes provenientes del análisis sobre el fármaco más vendido de cada uno de los 20 mayores laboratorios del mundo:
en cinco casos su medicamento que más ingresos aportan es una terapia contra el cáncer. Es el caso de la farmacéutica suiza Roche, con Avastin (6.251 millones de euros, con datos del ejercicio de 2016). En el caso de esta compañía, ha encontrado en sus innovadoras terapias oncológicas (como Mabthera y Herceptin) una enorme fuente de recursos”.
El antitumoral Glivec se convierte también en el superventas (2.953 millones) de NovartisVelcadepara la japonesa Takeda y Revlimid para Celgene. También para tratar el cáncer está Opvido, del laboratorio Bristol-Myers Squibb que es el que más ha crecido el año pasado, un 400%.
Está claro que el actual modo de enfrentar el cáncer está siendo muy rentable para las industrias. Eso no tendría nada de particular si no fuera porque los precios de esos fármacos están hinchados y ponen en peligro la financiación de los sistemas sanitarios.
En otro reportaje interesante, se recogen declaraciones de mi amigo Germán Velásquez, un referente mundial en salud pública, que ha ocupado altos cargos durante más de dos décadas en la Organización Mundial de la Salud (OMS):
De los 71 medicamentos contra el cáncer que sacó la FDA (agencia de medicamentos de los Estados Unidos) entre 2002 y 2014, el 90% cuestan más de 100.000 dólares”. Como argumenta este economista de la salud, la mayoría de los ciudadanos del mundo “no pueden pagar esos precios” y para muchos sistemas sanitarios son insostenibles.
Datos de la OMS indican que en la última década los precios de los medicamentos oncológicos se han duplicado suponiendo ahora entre 6.000 euros y 10.000 euros por mes. Fuentes de dicha organización citadas en ese texto cuentan que los tratamientos más recientes para el cáncer pueden costar entre 50.000 y “bastante más de 150.000 dólares al año”.
Pero ¿cuánto cuesta producirlos? Porque si es carísimo fabricarlos esos precios podrían tener alguna justificación.
Existe un precedente en el caso del sofosbuvir, principio activo del fármaco Sovaldi, usado para la hepatitis C, que hace dos o tres años protagonizó el primer gran escándalo.
Un tratamiento de doce semanas tiene un precio de entre 68 y 136 dólares, es decir entre 57 y 115 euros, mientras que la multinacional Gilead (la misma que se lucró con el negocio del Tamiflu, una de las mayores estafas sanitarias de la historia), exige ¡25.000 € por tratamiento! en España (inicialmente 60.000) y en USA lo vende por encima de 80.000 dólares.
¿Y hay algún ejemplo aplicado a los tratamientos del cáncer? Un estudio coordinado por Andrew Hill, investigador de la Universidad de Liverpool, llega a una conclusión parecida en el caso del Imatinib, tratamiento utilizado para pacientes con leucemia. Ha calculado que fabricar un fármaco genérico del mismo puede costar entre 128 y 216 dólares.
Novartis lo vende e Estados Unidos bajo el nombre de Gleevec (Glivec en Europa) a 108.000 dólares. Y en nuestro país, el sistema sanitario paga 30.000 euros por este preparado.
No es el único caso, en ese trabajo se exponen más ejemplos y se concluye que muchos fármacos para el cáncer podría producirse por entre 128 y 4.020 euros en vez de pagar precios por ellos de entre 75.161 y 139.138 dólares.
Pero si grave es esta especulación de las farmacéuticas (y los gobiernos que se lo permiten pues en casos de una emergencia en salud pública se puede obviar la patente del medicamento) con el precio de esos fármacos y la enfermedad de tantas personas, más grave me parece que ni siquiera esos fármacos sean efectivos.
En su trabajo Eficiencia de tratamientos oncológicos para tumores sólidos en España, la fármacoeconomista Itziar Oyagüez comparó precios de medicamentos usados en cánceres avanzados y reseña un tratamiento combinado de fármacos que cuesta más de 600.000 euros y que sólo consiguió que la persona enferma que lo recibió tuviera ¡un mes de vida más!
Y no profundizamos en ello por obvio, se trata de un mes en el que no vas a poder disfrutar de la vida (los efectos secundarios del cóctel medicamentoso muy probablemente lo impedirán). Entiendo que cada persona tiene un valor infinito pero ¿no es evidente que se está especulando con ello, jugando con el miedo que todos tenemos a la muerte y al cáncer en concreto?

lunes, 10 de julio de 2017

NUESTRO ALIMENTO; VENENO


Comemos veneno: “El cáncer, la infertilidad y la diabetes son por la comida”Interesante reportaje publicado por Ecoportal.net, donde se publica este articulo de la galardonada periodista e investigadora Marie- Monique Robin.


El articulo hace referencia entre otras cosas a que el Cancer, la infertilidad y la Diabetes, son producto de lo que comemos:

Comemos veneno: “El cáncer, la infertilidad y la diabetes son por la comida”


“Llevará muchos años descontaminar las tierras y las aguas subterráneas hasta poder producir alimentos sanos”.
“El aumento de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes y el cáncer está directamente relacionado con los alimentos que comemos. Las hormonas sintéticas presentes en los fertilizantes y pesticidas que entran en contacto con la comida son muy peligrosas para la salud y no suelen detectarse en los análisis toxicológicos, por lo que se invalida el principio de que la ‘dosis hace el veneno’”. Con esta advertencia a modo de carta de presentación, la galardonada documentalista y periodista Marie-Monique Robin nos introduce en el mundo de la agroindustria, su campo de investigación desde hace más de una década, y sobre el que versa su último ensayo: Las cosechas del futuro. Cómo la agroecología puede alimentar al mundo (Península).
Una obra fruto del análisis comparativo de diversos sistemas de producción alimentaria que, en sintonía con otras anteriores como Nuestro veneno cotidiano y El mundo según Monsanto, cuestiona el mito de que el menor precio de los alimentos o de que el fin del hambre en el mundo solo son posibles mediante la producción industrial de alimentos. La principal novedad que aporta la autora gala con este último libro es que existe una alternativa demostrable, “más sobresaliente de lo que creía antes de iniciar la investigación”, y que se llama agroecología.
La transición de la agroindustria a la agroecología todavía es posible, explica Robin, pero aun existiendo la voluntad política necesaria para propiciar los cambios legislativos que la permitan, “llevará muchos años descontaminar las tierras y las aguas subterráneas hasta poder producir alimentos sanos”. Es por ello que urge, en primer lugar, limitar el uso de pesticidas y transgénicos. “América Latina en general es mucho más permisivo que la Unión Europea con el cultivo de Organismos transgénicos y la comercialización de otras sustancias tóxicas, como el bisfenol A que en otros lugares como Francia está prohibido”.
Una permisividad, alerta la autora gala, con unas consecuencias más que visibles: “Las parejas españolas son las que más problemas tienen de infertilidad en toda Europa, al afectar a una de cada cuatro”. Al mismo tiempo, los cánceres de cerebro y la leucemia están creciendo a un ritmo anual del uno al tres por ciento entre los niños, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ponen también de relieve el auge del origen fetal de las enfermedades en la edad adulta (presuntamente por el tipo de alimentación de la gestante). “La propia Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ya se está dando cuenta de estas consecuencias y reconociendo las deficiencias del principio toxicológico de que 'la dosis hace el veneno’ debido a las indetectables hormonas sintéticas, como demuestra la mayoría de literatura científica sobre esta cuestión”, apunta Robin.
El cenit del petróleo lo será también de la comida barata Tradicionalmente se ha relacionado el bajo costo de los alimentos con los monocultivos, el uso de pesticidas y fertilizantes para reducir las plagas, así como otras técnicas modernas de producción a gran escala. Sin embargo, Robin afirma que “los precios de los alimentos que compramos en el supermercado son completamente falsos porque no incluyen los costos directos ni los indirectos”.
Los gastos derivados del tratamiento de las aguas contaminadas, del pago de las tasas por los gases de efecto invernadero, de las subvenciones (para el gasóleo, para exportar o directamente de la Política Agraria Común de la UE), así como de los sistemas públicos de salud, por el aumento de enfermos crónicos, son algunos de los costos asociados a la agroindustria que no se incluyen el precio de origen. “Si sumamos todos estos costos a los productos en origen, su precio subiría y serían más caros que los ecológicos”. Además, añade Robin, más de la mitad del precio está inflado por los intermediarios y el retatil.
Una realidad de la que no estamos muy lejos, según la autora gala, para quien antes o después tendrá que dispararse el precio de la comida, ya sea por el fin de las subvenciones, por la creciente especulación bursátil con las materias primas en los mercados de futuro, o por el no menos inminente encarecimiento de los combustibles fósiles como el petróleo y el gas, debido a su cenit.
Los productos químicos utilizados en la agroindustria se elaboran a partir de petróleo y gas, por lo que un aumento en el precio de estos recursos, junto a la escasez de agua, pondría a la agroindustria en la encrucijada. “Esta es la gran debilidad de las industrias alimentarias. Se sustentan sobre un modelo que depende de los combustibles fósiles, y está claro que el precio de éstos será cada vez mayor, por lo que el de los alimentos será parejo. No tiene sentido que la alimentación en el mundo dependa de la producción de petróleo en una región tan convulsa como es Oriente Medio”, lamenta Robin.
Alimentos saludables en un mundo sostenible Las perniciosas consecuencias para la salud y el medio ambiente de la agricultura industrial, así como la crónica de una muerte anunciada que Robin comenzó a describir antes incluso de que se produjesen las primeras crisis alimentarias en Latinoamérica (relacionadas con los biocarburantes) han llevado a la francesa a recorrerse el mundo en busca de alternativas ecológicas. Después de estudiar diferentes técnicas agroecológicas pudo comprobar que su rendimiento puede ser mayor que con técnicas propias de la agroindustria.
“Muchas veces, cuando hablamos de agroecología pensamos que se trata de volver a las técnicas empleadas por nuestros abuelos. No es así, se trata de prácticas mucho más complejas que dependerán de la zona geográfica donde se desarrollen, del tipo de cultivo o del tipo de tierra”, explica la autora. Sin embargo, Robin sí pudo comprobar que todos ellos coincidían en un principio básico: la complementariedad. “Se trata de un principio común mediante el que se busca complementar la biodiversidad del medio, mediante rotación de cultivos o interfiriendo en los ciclos biológicos de los insectos, para prevenir plagas y aumentar la producción”.
La demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores ha aumentado proporcionalmente al deterioro de la cadena alimentaria, “pero la oferta todavía no llega para abastecerlos a todos”, apunta Robin. Para hacerla extensiva a todo el mundo no llega con la concienciación del consumidor, que al fin y al cabo es el que más poder detenta con sus decisiones de compra, sino que se necesitan medidas políticas concretas.
Entre las propuestas más urgentes para facilitar el cambio, la periodista cita “la prohibición de la especulación con alimentos, el fomento de la soberanía alimentaria mediante una férrea protección de los mercados y agricultores locales, y el acortamiento de las cadenas de distribución buscando conexiones directas entre consumidores y productores”. Solo mediante la eliminación de intermediarios y vendedor final, explica la francesa, el precio de los alimentos orgánicos se reduciría hasta en un 90%.
Las bases para posibilitar un cambio de modelo están puestas “desde hace muchos años”, pero de no iniciarse una pronta transición, advierte Robin, “no podremos anticiparnos a las crisis alimentarias que resurgirán en cualquier momento”.

viernes, 7 de julio de 2017

ULTRAMARATON PARA NIÑOS CON CANCER


La imagen puede contener: 1 persona, texto y exteriorDe nueva cuenta en las redes sociales, hoy se hizo esta publicación, en la cual se hace publicidad para el ultramaraton de los cañones a beneficio de niños enfermos de cancer.


Se mencionan tres nuevos casos:

Aaron Figueroa Figueroa quien padece de Leucemia

Cristian Daniel Alvarado Ortiz, cuyo padecimiento es Osteosarcoma en pierna izquierda

Jennyfer Anael Reyes Merino, enferma de Leucemia.

Durante un tiempo no tuvimos conocimiento de casos nuevos y de pronto aparecen estos tres niños enfermos.